La interacción entre humanos y chatbots ha evolucionado significativamente en los últimos años, al punto de que estos asistentes virtuales pueden ahora simular emociones y establecer vínculos profundos con sus usuarios. Andrés Desantes, CEO de 1MillionBot, comparte su visión sobre el futuro en una entrevista con EL PAÍS, explorando tanto las oportunidades como los desafíos que presenta esta tecnología emergente.

Monográfico de el diario «EL PAIS» dedicado a la Inteligencia Artificial

La evolución de los asistentes virtuales

Los actuales asistentes virtuales, como Alexa, Siri y Google Home, han sido fundamentales en la integración de la inteligencia artificial en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, Desantes aclara que estos representan solo el comienzo de una revolución mucho más grande. “Hay que hablar de GPT. No pienses en los asistentes virtuales tal y como los conocemos ahora”, comenta Desantes. Él sugiere que la próxima generación de asistentes será omnipresente y multimodal, capaz de interactuar en voz, texto e imagen, además de ser multilingüe y multicultural.

Un aspecto fascinante que destaca Desantes es la capacidad de los chatbots de establecer conexiones emocionales reales con los usuarios. Esto ya se observa en aplicaciones como Replika, donde usuarios como Julie, de Tennessee, encuentran en su chatbot Navi un amigo y confidente en momentos de soledad. Según Desantes, esta tendencia irá en aumento, con chatbots que no solo ofrecen compañía, sino que también gestionan agendas y recuerdan tareas pendientes. “A los asistentes virtuales del futuro no tendrás que preguntarles nada, harán lo que necesites sin tener que pedírselo”, predice Desantes.

La posibilidad de que los chatbots se conviertan en terapeutas, amigos o incluso parejas sentimentales plantea cuestiones éticas significativas. Desantes menciona que, aunque los chatbots pueden proporcionar un apoyo emocional valioso, existe el riesgo de que las personas se aíslen aún más de la interacción humana real. Anna Oakes, co-creadora del podcast Bot Love, añade que la soledad y la dependencia emocional son preocupaciones legítimas. “Las relaciones con los chatbots pueden provocar un alejamiento de otros humanos”, alerta Oakes.

La integración de la IA en cuerpos robóticos

Mirando hacia el futuro, Desantes señala que la combinación de IA con robótica es el próximo gran paso. Empresas como Tesla y Boston Dynamics ya están desarrollando humanoides y robots que pueden realizar tareas autónomamente. Un ejemplo es Optimus, de Tesla, que Musk ha promovido como un trabajador autónomo para tareas “inseguras, aburridas o repetitivas”. Estos desarrollos subrayan la posibilidad de que la IA no solo mejore la eficiencia laboral, sino que también reemplace ciertos roles humanos en el futuro.

Desantes enfatiza la importancia de un marco ético robusto para regular el desarrollo y uso de la IA. “Desde un punto de vista tecnológico, las posibilidades son infinitas, pero la ética debe moderar esa fiesta”, dice. La Ley de IA de la Unión Europea, la primera en su género, establece prohibiciones específicas, como la detección de emociones del usuario con fines cognitivos en la conversación.

La relación entre humanos y chatbots está destinada a ser una de las áreas más dinámicas y controvertidas de la tecnología en los próximos años. Andrés Desantes y otros expertos coinciden en que, mientras la tecnología avanza, es crucial considerar las implicaciones éticas y sociales para asegurar que esta revolución digital beneficie a la humanidad en su conjunto. Los chatbots tienen el potencial de enriquecer nuestras vidas de muchas maneras, pero también plantean desafíos que deben ser abordados con cuidado y responsabilidad.

https://elpais.com/tecnologia/branded/inteligencia-artificial/2024-06-27/busco-bot-para-amistad-y-lo-que-surja.html
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