El mundo ha llegado a un punto de inflexión. China y gran parte de Asia marcado distancia a pasos agigantados con Estados Unidos y Europa. Como venimos insistiendo insistido en el libro «Europa frente a Estados Unidos y China: prevenir el declive en la era de la Inteligencia Artificial», el atraso y dependencia tecnológica tienen costes muy relevantes.

La llegada del Covid ha puesto de manifiesto una brecha tecnológica que se abre cada vez más rápido, y la pérdida competitiva de nuestras empresas podrían acercarnos a un abismo de freno económico, desempleo y deuda pública. Mientras China y los países emergentes asiáticos están viendo crecer una nueva generación de compañías tecnológicas que hoy lideran sus sectores. Su política tecnológica concretada en en una fuerte apuesta por la atracción de empresas, desarrollo de talento y compra de tecnología y en el impulso de su propio sector tecnológico ha permitido a China consolidarse como verdadera líder tecnológica global, casi duplicando a EE.UU. en el reparto estimado de la riqueza generada por la IA. 

La confirmación de estos argumentos son los datos que muestran que China (a pesar de haber sido el epicentro de la pandemia) es el único país que logrará un crecimiento positivo en 2020 y no sólo eso sino que acabará el año mejor de lo que estaba antes de la llegada del COVID-19.

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