Josephine Quinn, una galardonada profesora de historia en Oxford, revoluciona la manera en que Occidente se percibe a sí mismo en su libro «How the World Made the West». Quinn traza las innovaciones y tradiciones occidentales a diversas sociedades de todo el mundo, argumentando que Occidente siempre ha sido verdaderamente global. Las tesis de Josephine Quinn sobre la interconexión histórica y global de la civilización occidental complementan y enriquecen el análisis de Pedreño y Moreno sobre el declive de Europa en la era de la IA. Ambas perspectivas subrayan la importancia de la cooperación global, la transferencia de conocimiento y la redefinición de identidad y propósito como factores críticos para el futuro de Europa en un mundo cada vez más dominado por la tecnología avanzada.

Simon Sebag Montefiore, autor de «The World: A Family History of Humanity», describe el libro como «excelente, refrescante y lleno de deleites, la mejor historia mundial». Esta obra plantea un desafío significativo al «pensamiento civilizacional» respecto a los orígenes de la cultura occidental, es decir, la idea de que las civilizaciones surgieron de manera separada y distinta entre sí. Quinn, en cambio, sitúa las raíces del Occidente moderno en una diversidad de influencias, desde los códigos de leyes de Babilonia, la irrigación asiria y el arte de la navegación fenicia, hasta la literatura india, la erudición árabe y los jinetes metalúrgicos de la estepa, por nombrar solo algunos ejemplos.

Para Quinn, reducir la historia del Occidente moderno a una narrativa centrada en Grecia y Roma empobrece nuestra visión del pasado. Esta visión de la historia no tendría sentido para los antiguos griegos y romanos, quienes entendían y discutían sus propias conexiones y préstamos de otras culturas. Constantemente presentaban su cultura como resultado del contacto y el intercambio. Quinn se basa en los escritos que dejaron, junto con ricos análisis de otras fuentes literarias antiguas como el épico de Gilgamesh, textos sagrados y registros recién descubiertos que revelan detalles de la vida cotidiana. Una obra de impresionante erudición, «How the World Made the West» también se apoya en la cultura material de la época, en arte y artefactos, así como en los últimos avances científicos en datación por carbono y genética humana, para desmentir a fondo el mito del Occidente moderno como un milagro autogenerado.

Con una prosa animada y una claridad vigorizante, así como mapas vívidos e ilustraciones en color, «How the World Made the West» desafía las historias que Occidente sigue contando sobre sí mismo. Redefine nuestra comprensión de la identidad occidental y la civilización en el mundo cosmopolita de hoy. Quinn ofrece una nueva perspectiva que nos insta a reconsiderar las conexiones globales que han dado forma a lo que hoy conocemos como Occidente, promoviendo una visión más inclusiva y entrelazada de la historia humana.

Las tesis de Josephine Quinn en «How the World Made the West» y el análisis del declive de Europa en la era de la IA..

Las tesis de Josephine Quinn en «How the World Made the West» y el análisis del declive de Europa en la era de la IA, presentado por Pedreño A. y Moreno L., pueden estar vinculadas en varias dimensiones, ofreciendo una perspectiva enriquecedora y multidimensional sobre el papel y la evolución de Europa en el contexto global contemporáneo.

  1. Interconexión global y dependencia tecnológica. Quinn argumenta que la civilización occidental es el resultado de múltiples influencias y contactos globales a lo largo de la historia. Pedreño y Moreno enfatizan el desafío que enfrenta Europa en la era de la inteligencia artificial (IA), donde la competencia global es intensa y la dependencia tecnológica de otros actores, como Estados Unidos y China, es significativa. La tesis de Quinn refuerza la idea de que Europa nunca ha sido una entidad aislada y autosuficiente, lo que sugiere que su capacidad para adaptarse y prosperar en la era de la IA dependerá nuevamente de su habilidad para integrarse y colaborar a nivel global.
  2. Innovación y transferencia de conocimiento: Quinn señala que muchos de los logros atribuidos a Occidente se basan en conocimientos y tecnologías adoptadas de otras culturas. Los autores de «Europa frente a EE.UU. y China. prevenir el declive…» destacan la necesidad de que Europa invierta en innovación y en la adopción de tecnologías avanzadas para no quedarse rezagada en la carrera de la IA. La historia de la adopción y adaptación de tecnologías extranjeras, como describe Quinn, sugiere que Europa podría revitalizar su posición invirtiendo en la colaboración internacional y en la transferencia de conocimiento en el ámbito de la IA.
  3. Redefinición de Identidad occidental. Quinn: propone una revalorización de la identidad occidental a través de una comprensión más amplia y cosmopolita de su historia. Pedreño y Moreno plantean la necesidad de que Europa redefina su rol y propósito en un mundo donde la IA está redefiniendo las economías y las sociedades. La reinterpretación de la identidad europea, como sugiere Quinn, podría ofrecer una base conceptual sólida para que Europa se reinvente en la era de la IA, abrazando una visión más global y colaborativa.
  4. Resiliencia y adaptabilidad. La autora de How the World Made the West muestra cómo las culturas occidentales han sido resilientes y adaptables gracias a su capacidad para incorporar diversas influencias. Pedreño y Moreno subrayan que la adaptabilidad es crucial para que Europa mantenga su relevancia y competitividad en el futuro. La historia de adaptabilidad que Quinn presenta puede inspirar políticas y estrategias que permitan a Europa ser más flexible y receptiva a las innovaciones tecnológicas y cambios globales.

Equipo Observatorio Inteligencia Artificial

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