El artículo de Andrés Pedreño en El Confidencial Estamos atascados:necesitamos ilusionar a Europa en su apuesta digital,  tiene un gran impacto en redes sociales y entre los expertos en Economía Digital. Al final del texto recogemos algunos de los participantes en el debate en Twitter en torno al artículo.

https://blogs.elconfidencial.com/espana/tribuna/2020-12-17/atascados-necesitamos-ilusionar-europa-apuesta-digital_2874707/

La revolución digital tiene mucho que ver con la innovación schumpeteriana y la “destrucción creativa”. Una parte de la Europa actual no sólo se transformará o se reinventará, quizás deberá morir.

La banca del futuro o la sanidad que tendremos dentro de unos pocos años no se parecerá en nada a la actual. Si queremos acometer el grave problema del cambio climático difícilmente lo haremos sin una ambiciosa apuesta por la Inteligencia Artificial y su decisiva ayuda en la comprensión de los ecosistemas que ayudan a regenerar la tierra, Al igual que en el COVID la IA y las tecnologías digitales han sido fundamentales para afrontar con eficiencia y rapidez su complejidad. Y también serán decisivas para hacer frente al cáncer y mil problemas más. Europa necesita ilusionarse y ser parte del liderazgo mundial que aporta las grandes soluciones que necesita la humanidad.

No debería extrañar a nadie si resalto que en Europa estamos un tanto atascados. Hemos perdido 7 puntos de peso en la economía mundial en los diez últimos años, Enfrascados en un doloroso Brexit, tenemos que asimilar ser los campeones del mundo en impacto negativo -sanitario y económico- del Covid, donde incluso hasta el EE.UU de Trump saca mejor nota. Frente a EE.UU y China no tenemos gigantes tecnológicos, poseemos pocos “unicornios” y nuestras startups tienen enormes dificultades para crecer.

Tampoco es baladí la creciente brecha norte-sur de Europa. España sin ir más lejos: un “campeón COVID” con la mayor tasa de desempleo juvenil (43,9%) de los países desarrollados y crecientes problemas de empleabilidad de los universitarios. Nada anecdótico para un país fuertemente endeudado, con alto nivel de envejecimiento poblacional y un 20% de empresas “zombies”.

En este contexto la apuesta de la UE por la Inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías disruptivas (5G, IoT, computación cuántica…) es comparativamente muy débil. Cualquier apuesta empresarial por la IA, -calificada la “nueva electricidad” y que podría contribuir con una tercera parte del crecimiento futuro del PIB- queda diezmada por las crecientes restricciones legales sobre el acceso a los datos. Sin datos, cualquier apuesta europea por la IA es infértil.

Apenas hay debate sobre esto. No nos gustan las “verdades incómodas”. La Comisión Europea anda enfrascada en “regular al mundo” Alardea de exportar leyes como la RGPD a California y se dispone a mundializar el pomposamente denominado “efecto Bruselas». Proclamamos discursos grandilocuentes sobre la ética de los algoritmos, emprendemos cruzadas regulatorias -algunas de una ineficiencia pasmosa- estos días una más: la DSA (Digital Services Act) contra los gigantes tecnológicos.

La triste realidad es que la vieja Europa a base de leyes no va reducir el cada vez más insalvable “gap” digital con China y Estados Unidos. Incluso es de esperar que en pocos años veamos el despegue de otros países asiáticos o sigamos mirando a Israel y su “startup nation” con envidia. No percibimos como problema que el regulacionismo de la “Europa de los funcionarios” esté fagocitando la “Europa de los emprendedores”.

¿Cabe un “¡que se digitalicen ellos!”? Rotundamente no. La Europa del tan preciado “Estado del bienestar” sólo es sostenible con una economía fuertemente competitiva donde el desarrollo de la economía digital es absolutamente crucial.

En las próximas décadas pronosticamos en nuestro libro “Europa frente a EE.UU. y China. Prevenir el declive en la era de la Inteligencia Artificial” que habrá una brecha importante entre aquellos países que se limiten a “transformarse digitalmente” frente aquellos capaces de desarrollar una economía disruptiva. Esto sólo se logrará liderando tecnologías como la IA, IoT, blockchain, computación cuántica etc. Europa no está en esta onda y cada vez se le espera menos.

¿Qué puede hacer Europa para cambiar este rumbo y convertirse en un ‘disruptor’? Lo resumiré 6 puntos (1):

  1. Comprender la economía digital y concienciarse de que es la única vía de futuro. Anteponemos un discurso humanista no exento de un creciente ludismo tecnofóbico que no nos lleva a ninguna parte. El estado del bienestar descansa en una economía competitiva, así de sencillo. Nos debería alertar sobremanera nuestras tasas de desempleo juvenil o el impresionante y creciente número de “empresas tradicionales zombies”.
  2. No confundir regulación con proteccionismo encubierto. Las guerras y cruzadas regulatorias europeas no las “pagan” los gigantes tecnológicos sino las startups europeas cada vez con más problemas para escalar y competir internacionalmente. La proactividad de las Administraciones Públicas debería centrarse en su propia digitalización para incrementar su eficiencia y transparencia. Una administración analógica es un lastre para los ciudadanos y empresas necesitadas de sus servicios.
  3. Apostar por un I+D que no solo es insuficiente sino ineficiente. Sin desarrollo de un I+D focalizado en tecnologías de propósito general y desarrollado en el sector privado el esfuerzo europeo en I+D es aprovechado por terceros países fuera de nuestras fronteras.
  4. Una apuesta ambiciosa por la IA. Hace escasos días un país como España postulaba una inversión de 600 millones en IA tras un retraso de con respecto a todos los países avanzados. No solo es la tercera parte de lo que Francia anunció hace dos años, incluso una sola universidad norteamericana, el MIT, casi duplica nuestro montante de inversión.
  5. Potenciar las políticas educativas y el desarrollo del talento como eje prioritarios y central. Afrontar el déficit de “STEM” es fundamental dado que estamos perdiendo la oportunidad de generar puestos de trabajo sólidos y mejor remunerados. El gap tecnológico de la mujer, la inserción del pensamiento computacional en la educación primaria y secundaria, el preocupante deterioro de la empleabilidad universitaria, entre otros factores, deberían ser temas absolutamente prioritarios en las agendas de los gobiernos europeos.
  6. Favorecer unos ecosistemas digitales que merezcan tal nombre. En la prensa es fácil leer titulares como “Europa no es Silicon Valley (ni falta que hace)”. Ciertamente deberíamos concentrarnos en la escalabilidad de nuestras startups ¿pero hay alguna forma mejor de hacerlo que desarrollando potentes ecosistemas? En Europa no hemos comprendido el valor del “minifundismo digital” que se produce sin ayudas y teniendo muchas cosas en contra. Frente a esto se aboga por megaproyectos “desde arriba” que en grandes ciudades quedan cuestionados por su irrelevancia internacional.

Ojalá los fondos europeos de recuperación nos permitan alcanzar una Europa y una España “disruptiva”, pero por favor, afrontemos las verdades incómodas.

https://blogs.elconfidencial.com/espana/tribuna/2020-12-17/atascados-necesitamos-ilusionar-europa-apuesta-digital_2874707/

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