Laura García Arroyo, embajadora de 1MillionBot impulsa la introducción de la inteligencia artificial y los asistentes virtuales inteligentes en el ámbito cultural y literario de México.

Laura García Arroyo se define en su twitter (108.500 seguidores) como mexiñola, traductora, lexicógrafa, comunicadora de radio y televisión, española naturalizada mexicana en 2007.

Un puente entre dos países basado en un profundo conocimiento de México que desarrolla una intensa actividad profesional en los medios de comunicación. Laura es presentadora desde 2003, del programa «La dichosa palabra» que se transmite por Canal 22 en México. También es autora de los libros Enredados (2015), ​publicado por Ediciones SM y Funderelele (2018), publicado por Editorial Planeta en su sello Destino. Ha destacado como lingüista, redactora, traductora y como promotora de la lectura en México.

Es una suerte contar con su apoyo y su interés para unir el mundo de las palabras y el de la Inteligencia Artificial. Con el objeto de conocer su trayectoria en México, hemos cambiado los roles y la hemos convertido en la personalidad «entrevistada».

ENTREVISTA A LAURA GARCÍA ARROYO

¿Por qué llegaste a México?

Llegué a  México en el año 2000, para llevar a cabo un proyecto laboral de Ediciones SM, editorial en la que trabajaba como redactora de diccionarios escolares. Me encargaría de replicar y dirigir el departamento de lexicografía que publicaría diccionarios didácticos hechos por y para mexicanos. La tarea fue ardua y el primer año fue difícil pero logramos sacar seis diccionarios que fueron comprados por la SEP (Secretaría de Educación Pública) para alimentar las bibliotecas escolares públicas. Fue una experiencia enriquecedora, fascinante y muy estimulante. Me di cuenta de que no hablamos el mismo idioma y de cómo una lengua puede definir una cultura. Lo que en un principio serían seis meses de trabajo se convirtieron en cuatro años de aprendizaje, descubrimiento y enamoramiento hacia una ciudad, un país y su gente. Ya no regresé a Madrid y aquí sigo, 22 años después.

¿Cómo apareció la televisión en el camino?

En el año 2002, Canal 22, el canal cultural de México, ponía en marcha un programa llamado Barra de letras, para el que estaban buscando invitados que hablaran de libros, etimologías y movimientos culturales. Una de las correctoras del diccionario que hacíamos en ese momento era amiga de la coordinadora de invitados del programa y le habló de mí. El conductor, Pablo Boullosa, vino a conocerme un día a la editorial y me dijo que quería que fuera a hablar de diccionarios, así que acepté sin pensarlo. Pero la verdadera razón para ir a ese programa fue conocer al otro invitado, Luis Fernando Lara, un lingüista que trabajaba en El Colegio de México, responsable del Diccionario fundamental del español de México, que habíamos estudiado y admirado en España. Me invitaron varias veces a ese programa. Un año después, en 2003, se estrenaría otro programa del mismo estilo, pero con elenco fijo. La dichosa palabra cumple 20 años en antena y ha sido trampolín para emprender otros proyectos televisivos, siempre relacionados con la cultura y la difusión de las letras.

¿Y el salto al deporte?

Pues otra de esas locuras divertidas que surgieron a raíz de aparecer en pantalla. Durante los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004, también en Canal 22, estuvimos cubriendo el lado cultural de la justa deportiva, que además volvía a sus orígenes. Vimos en Atenas la oportunidad de hablar de la cultural helenística y de todo lo que hasta nosotros ha llegado de aquella época. Fue un experimento muy loco y muy mágico. De ahí nació una idea similar para el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, en 2010. En esa ocasión fue en TVC Deportes; teníamos una sección en la que siete mujeres relacionadas con las artes contábamos lo coyuntural y lo que pasaba fuera del campo de juego. Debió de salir bien porque eso me llevó a hacer cápsulas sobre las ciudades sede de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro, 2016 y programas desde México para los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi, en 2014, y el Mundial de Fútbol de Rusia, en 2018. Logramos demostrar que en toda manifestación humana hay cultura y en cualquier actividad se puede analizar y descubrir un entorno social y artístico. Puentes que se tienden y que entretienen. Ha sido gratificante, agotador y maravilloso.

¿Qué otras cosas has hecho?

Pues todo lo que me han pedido. En el camino he ido aprendiendo a resolver los retos y encontrar la manera de saltar de un campo a otro. La ventaja o el hilo conductor es que en todo se necesitan palabras para comunicarse y como yo me dedico a analizar y contagiar el amor por las palabras, pues pude hablar de léxico musical en una emisora de radio, hacer guiones para un reality show de danza, conducir programas sobre ecología o salud pública, coordinar contenidos en concursos, dar charlas en congresos de reumatólogos o colaborar en la publicación de libros sobre dulces, vino, un equipo de fútbol, playas mexicanas, arquitectura en las escuelas públicas, hospitales o editar revistas de las que se reparten en las líneas aéreas. La difusión del idioma me ha permitido publicar dos libros relacionados con el uso del español (Enredados habla de la comunicación en redes sociales y Funderelele, de palabras poco conocidas que se refieren a objetos muy comunes), participar en ferias del libro, conducir un programa de radio semanal o abrir una serie de bibliotecas comunitarias que se nutren de donaciones particulares o empresariales. Nunca pensé que hablar de las historias de las palabras y el poder que contienen pudiera abrirme tantas puertas. Me siento muy agradecida por poder vivir de ello y muy afortunada por lo feliz que me hace.

¿Cómo te acercaste al mundo de los Chatbots?

Como usuaria había tenido algunas experiencias, no tan exitosas, en algunos servicios domésticos (televisión por cable, telefonía móvil…) pero no conocía muy bien su desarrollo y sobre todo su alcance y posibilidades. Ana Laguna, a quien conozco desde que nací, me presentó con Andrés Pedreño y ahí conocí 1MillionBot y toda su actividad. Me pareció deslumbrante y seductor por todo lo que el léxico y la comunicación puede hacer en un entorno así. Me atrajo inmediatamente. A medida que he ido conociendo sus proyectos y al equipo me parece formidable todo lo que puede hacerse en ese campo.

¿Qué posibilidades ves en México?

Muchísimas. Solo con la extensión geográfica, la población y la diversidad de su territorio y cultural me parece que ofrece múltiples opciones diversas. Las mejores universidades, las mayores ferias del libro, festivales, programación cultural y servicios al usuario que se verían beneficiados de una tecnología así. Me encantaría que la UNAM los conociera, participar con la FIL de Guadalajara, colaborar con el Festival Cervantino, divulgar la vida y obra de personajes literarios que han escrito textos universales en estas tierras… en fin, creo que nos vamos a divertir y que se pueden conseguir cosas muy interesantes y favorables para todos. Ojalá pronto podamos darles esas noticias.

Laura García Arroyo en TED: ¿A qué saben las palabras?

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