Debate en la Asociación Española de Banca (AEB) -Cunef en Banking Lab en torno a Europa frente a EE.UU y China. Prevenir el declive en la era de la IA
Con este titular Alfonso Muñoz resume en El Español- Invertia (disruptores + innovadores) el Debate entre Miguel Otero-Iglesias (Real Fundación Elcano) y Andrés Pedreño sobre el libro «Europa frente a Estados Unidos y China: Prevenir el declive en la era de la Inteligencia Artificial» (obra de L. Moreno y A. Pedreño). El debate fue introducido por Santiago Carbó y moderado por la periodista Alicia González, El País Internacional.
La batalla por el liderazgo en el mundo digital que enfrenta a Estados Unidos y China sigue manteniendo a Europa como un actor invitado en todo esto proceso, convertido en usuario de tecnología y sin apenas grandes compañías que sean proveedoras de las herramientas y las tecnologías que marcarán la evolución futura de las economías y las sociedades mundiales.
Los numerosos retos a los que se enfrenta Europa para acabar con este escenario se han abordado en el debate que esta semana han mantenido el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante Andrés Pedreño y el analista senior del Real Instituto Elcano, Miguel Otero, en el espacio de reflexión ‘Banking Lab’, impulsado por la Fundación AEB a través de Cunef.
«Deberíamos invitar a romper nuestra zona de confort europea, a ser valientes y a asumir el reto de que Europa lidere junto a China y Estados Unidos el futuro, la economía digital y los grandes problemas a los que tiene que enfrentarse la humanidad, como la regeneración del medioambiente y preservación del estado del bienestar»,
Andrés Pedreño.
En este sentido, remarcó que, aunque en Europa se habla actualmente de transformación digital e innovación, el foco debería estar, sin embargo, en la disrupción. Y es que crear una economía digital potente implica que la región desarrolle sus propias tecnologías digitales y tenga grandes empresas en este campo, ya que Europa no debe seguir dependiendo de avances y compañías de otras regiones.
«Estamos poniendo el foco en la transformación digital de sectores tradicionales, pero importamos las tecnologías y dependemos de todos los gigantes tecnológicos de otros países», advirtió el catedrático, quien apuntó que cada vez que Europa se transforma digitalmente se convierte «en una región más dependiente».
Andrés Pedreño
En este sentido, subrayó que el entorno actual implica cambios muy intensos y adaptaciones muy rápidas, para lo que se necesita un sector público «muy eficiente» y un emprendimiento con mentalidad global. Así, incidió en que, aunque ya se ha superado el miedo al fracaso, falta capacidad para escalar y generar las herramientas que lleven a la creación de grandes unicornios europeos.
«Hay una estrategia de transformación digital que no debería ser así, debería ser una estrategia de disrupción. No necesitamos tantos innovadores, necesitamos disruptores, gente con una mentalidad ambiciosa basada en tecnologías de propósito general y que exploten todo su potencial», .
Andrés Pedreño
I+D+disrupción
A este respecto, alertó también de los problemas que tiene Europa en cuanto a I+D en comparación con China y Estados Unidos, no solo por insuficiente, sino por ineficiente. Así, criticó que la I+D privada en el Viejo Continente es «raquítica» y no hay suficiente transferencia de tecnología entre el entorno investigador y la empresa digital.
Por su parte, Otero coincidió con Pedreño en que lo que necesita Europa en este momento no es tanto el I+D+i, sino el I+D+d, haciendo referencia esta última letra a la disrupción. «Tenemos que ser más audaces y atrevidos», subrayó el analista del Real Instituto Elcano, quien resaltó que Europa «tiene que ponerse las pilas».
En este sentido, recordó que Europa cuenta con unas potentes redes de telecomunicaciones, pero dejó de lado la comercialización de esas infraestructuras. Así, advirtió de que, al igual que ocurrió con las plataformas digitales, el Viejo Continente corre el riesgo también de quedarse atrás en la siguiente fase, marcada por el 5G y el Internet de las cosas (IoT), si solo se centra en las infraestructuras y no en el software.
Asimismo, afirmó que Europa es una región «conservadora» que se enfrenta a un cuestión estructural como es el envejecimiento de la población. «Si queremos más disrupción, más gente atrevida y más pensamiento menos conservador, necesitamos más niños», incidió Otero, quien apuntó que Asia o Estados Unidos tienen más disruptores porque tienen una población más joven.
Otro punto que consideró clave es este contexto en la necesidad de un Pacto de Estado en España y de Pactos de Estados en Europa, aunque admitió que esto no es nada fácil. En este sentido, apuntó que en España todavía no se trabaja suficientemente en equipo y hay que fomentar a todos los niveles la participación, la negociación, la coalición y llegar a acuerdos.
Papel de la regulación
Otro asunto que se abordó en el debate fue el relacionado con la regulación, donde Pedreño aseguró que Europa registra «un gran suspenso», ya que hace grandes leyes que permiten, por ejemplo, preservarla privacidad, pero se regula de una forma precipitada y muy ineficiente en muchos aspectos, lo que contraviene el potencial de desarrollo de la Unión Europea.
Así, insistió en que el Viejo Continente opta por mucha regulación frente a su impotencia ante los gigantes tecnológicos internacionales, pero esto lo acaban pagando las startups, no las grandes compañías. A este respecto, agregó que la brecha tecnológica no se soluciona con leyes, sino con políticas.
Por su parte, Otero señaló que, aunque se podrían hacer mejor las cosas y la burocracia sigue siendo excesiva, Europa ha hecho un gran esfuerzo en regular y encauzar esta disrupción y se ha convertido en un referente para otras regiones. Por ejemplo, apuntó que California se inspiró para su normativa de privacidad en Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) europeo.
Otero remarcó también que el sistema político europeo hace que sea más difícil ponerse de acuerdo y que la región sea más lenta en sus actuaciones, pero remarcó que, al mismo tiempo, esos acuerdos están «más consolidados y más aceptados» e incluso son mejores. «La parte negativa es la lentitud, y a lo mejor incluso la sobre regulación y la sobreburocracia, pero también nos da un sistemas más estable y a lo mejor más libre», aseguró.
La oportunidad de los fondos europeos
En cuanto a los fondos europeos, Otero afirmó que los planes de recuperación puestos en marcha tras la crisis del Covid-19 y su asignación económica supone un «gran oportunidad» y defendió que se está haciendo un «enorme esfuerzo» para usar bien esos recursos con el fin de que España sea «más verde, más digital y más competitiva».
El analista, que recordó que el hecho de que haya dudas sobre como invertir tanto dinero indica que Europa ha estado «dormida en los laureles» en el pasado, incidió además en que esto no supone solo gasto público, sino que debe ser un catalizador para que la inversión privada «se sume al carro».
«De ahí la importancia de la colaboración entre lo público y lo privado», remarcó Otero, quién señaló, sin embargo, existen todavía «demasiadas barreras», incluso ideológicas, en este campo. Por ello, abogó por aunar las distintas formas de actuar y de pensar y crear estrategias conjuntas.
Por su parte, Pedreño también afirmó que hay que ver estos fondos como «una oportunidad» y que van a tener un efecto contracíclico tras la crisis de la covid-19. Sin embargo, mostró sus dudas de que la forma en la que se ha planteado todo pueda resolver el problema de fondo, ya que se centran de nuevo en la transformación digital.
Así, incidió en que lo que es necesario es una España y una economía «disruptora» en la que Zara y El Corte Inglés sean Amazon y no vendan solo productos, sino que también sean proveedores de tecnología y apliquen y desarrollen una verdadera tecnología digital.
«No sé si el país pueda dar un salto tan gran en tres años», admitió Pedreño, quien agregó que es muy difícil que en tan poco tiempo el país proponga ideas sobre las cuales se asignen los recursos adecuados. En su opinión, es posible que al final quede «un mosaico de ideas » cuya agregación y ejecución no garantice la eficacia del gasto para el objetivo de crear una economía digital «muy potente».
Sin embargo, también recalcó que este proceso tiene efectos positivos porque por primera vez nos hemos dado de que no merece la pena competir entre nosotros y se están presentado propuestas colaborativas. Por ello, consideró que puede ser una gran oportunidad para primar espacios colaborativos y unir nodos con el fin de lograr una economía digital europea más integrada y que la complementariedad haga escalar a la región.