María José San Román es un hito en la gastronomía española. La mejor embajadora allá donde vaya: Estados Unidos, las Islas Maldivas, Dubai… Allí saca toda la energía y pasión para defender nuestros AOVEs, vinos y la calidad de los productos españoles. Estar entre sus amigos es un privilegio único. Cada minuto con ella se convierte en una disertación sobre cada plato, producto, persona de su mundo, un mundo rebosante de innovación y provocación creativa. Rompedora de moldes y estereotipos. Incapaz de dejar a alguien indiferente. Destila fuerza y una racionalidad seductora donde los argumentos se entrelazan con las emociones y los sentidos.

La persona ideal para hablar de Inteligencia Artificial o de cualquier cosa…. Su actitud y talento la convierte en un valor seguro. Un ejemplo de inteligencia y del liderazgo más actual. María José podría impartir clases magistrales en cualquier escuela de negocios de prestigio.

Qué hemos aprendido de María José San Román

  1. Sensibilidad y conciencia social. «Necesitamos conocer cómo funciona la naturaleza» Muy sensible a los mensajes de David Attenborough: Trabajar con la complejidad de la naturaleza lo considera un reto imprescindible para afrontar el compromiso ecológico de nuestro tiempo. En la práctica Terramon Huerta viva (similar a Farm 45) es un proyecto que le da identidad y entidad a su proyecto gastronómico.

2. La ciencia es un aliada. Los sentidos es algo motivacional y subjetivo ¿Cómo responde la gastronomía a estos retos? ¿Cómo personalizar la gastronomía? ¿Puede ayudar la Inteligencia Artificial a ello? María José San Román se siente cómoda hablando de neurociencia, de psicología y es muy receptiva a lo que la tecnología puede dar de sí. Y le planteamos el potencial de la Inteligencia Artificial para personalizar los servicios gastronómicos.

3. Romper moldes y salir de la zona de confort con la autoexigencia de un perfeccionismo entusiasta y sin límites.. Valorando lo que suponen el reconocimientos de las guías especializadas (estrellas, soles…), no se siente a gusto con los moldes que exigen. Sus clientes más entusiastas aplauden sus conquistas, pero se vuelcan mucho más con la oferta de sus asadores, pizzerías, tabernas… Su personalidad vale más que una estrella michelín. Sus clientes son devotos. Una revolución de calidad donde las cosas sencillas se convierten en magistrales. El pan, el aceite, las verduras de un huerto donde se cuida hasta el corte de las hojas de las hortalizas.

4. El mundo es abierto: la gastronomía es social, fundadora de Mujeres en Gastronomía y una incansable labor de reivindicación del su género y del papel de la mujer . Pero sobre todo su capacidad para proyectar y poner en valor, «vender» nuestra identidad gastronómica y convertirse en la mejor mejora embajadora de nuestra tierra.

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