Artículo publicado por Andrés Pedreño en Universidad Sí el blog de STUDIA XXI, un think tank donde expertos pretenden fijar una posición común ante los requisitos que determinan la competitividad de las Universidades españolas en el proceso de construcción del Espacio Europeo de Educación Superior y en el escenario universitario internacional.
Estos son algunos extractos del artículo publicado en Universidad sí:
Hace unas semanas analizamos el primer gran proyecto de aplicación de Inteligencia Artificial en uno de los sistema universitario público más relevantes de Estados Unidos (California State University) que planteaba la licitación de un “asistente virtual inteligente” basado en Inteligencia Artificial (IA).
Nuestros alumnos son digitales. Y el desarrollo de una estrategia universitaria que se corresponda con la realidad actual empieza por una comunicación eficaz capaz de entender lo que los estudiantes dicen y piensan. Los profesores y gestores universitarios no pueden utilizar herramientas rudimentarias para afrontar problemas complejos. La Inteligencia Artificial puede contribuir a fomentar la participación significativa de los estudiantes y resolver con eficiencia temas de gestión y calidad docente.
Las tecnologías digitales actuales permiten la automatización de procesos y la asistencia a alumnos y profesores 24 horas 365 días del año propiciando rapidez y diligencia. También posibilitan asignar las tareas creativas, complejas y generadoras de gran valor a las personas y las repetitivas y rutinarias a las “máquinas”. Pero lo más importante es el data y la capacidad de explotarlo en beneficio de las personas. La capacidad de identificar necesidades, carencias, problemas, cambios y nuevas potencialidades, si bien la identificación de estos factores siempre ha sido relevante, el COVID lo ha hecho aún mucho más.
Las universidades españolas (UMU, UPV, UAH, UIB, UJA, UCM…), han llevado a cabo iniciativas muy destacadas que además suelen ser ya referenciadas como casos de éxito en publicaciones especializadas como la Harvard Business Review. En la última Conferencia Mundial de la Wharton sobre “reimaginar la educación» e Inteligencia Artificial”, de hecho, algunas de estas iniciativas españolas fueron citadas como referentes a nivel mundial. Los fondos europeos podrían permitir extender a la totalidad de la gestión universitaria la automatización de procesos. Eso podría implicar alcanzar un nivel de gestión académica administrativa única.
La calidad docente, el data, la IA y el éxito académico
El gran reto, no obstante, de la IA y el data es la calidad docente y el éxito académico o, si se prefiere, la capacidad de minimizar el fracaso. El fin del suspenso. La tecnología actual nos proporciona medios relevantes y efectivos para empoderar el talento y propiciar recursos educativos para que el fracaso estudiantil se reduzca a cero. La gran revolución de la IA en nuestro tiempo se dirige acabar con el fracaso académico, en sus diferentes modalidades.
La base de todo esto empieza por una comunicación eficaz capaz de entender lo que los estudiantes necesitan. Hay que generar data de cada asignatura, de cada curso, de cada grado. Los recursos digitales permiten completar la educación presencial u online si partimos de una compresión de lo que no entiende cada alumno.
Un ejemplo: ¿por qué los niños no leen el Quijote?
La IA ha propiciado que algo tan complejo como que la conducción de un vehículo pueda automatizarse; el reconocimiento de imágenes por la IA nos permite diagnosticar con mayor precisión el cáncer, el Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN) nos permite identificar intenciones de lenguaje y por tanto construir conversaciones automatizadas. El GPT-3 nos posibilita además generar textos previsibles y optimizados… Cada paso nos permite dominar más la “industria” del lenguaje.