Reproducimos aquí la entrevista y el artículo publicado al Rector de la UBA a I+D El Español sobre el acuerdo que han realizado UBATEC y Torre Juana OST para desarrollar proyectos conjuntos en Europa.
La Universidad de Buenos Aires (UBA), que tiene unas dimensiones descomunales si la comparamos una a una con las universidades españolas, acaba de firmar en Madrid un compromiso para trabajar conjuntamente con el modesto proyecto alicantino Torre Juana OST, a través de su empresa de gestión y transferencia de tecnología Ubatec.
Torre Juana se define como una «comunidad de empresas» dedicadas a las tecnologías más disruptivas, especialmente inteligencia artificial, big data, IoT y blockchain en clave de futuro, comprometidas, a la vez, con «la proyección y sostenibilidad» de las raíces históricas patrimoniales y culturales de la zona.
Según cifras al redondeo de la universidad bonaerense, facilitadas a D+I por el rector Alberto Edgardo Barbieri, cuya especialidad académica es la economía, la UBA tiene 330.000 estudiantes, de los cuales unos 60.000 son extranjeros.
La suma de todas las universidades madrileñas en el curso 2020/21, según datos ministeriales, fueron 240.000 alumnos. Recordemos que eso incluye seis instituciones públicas tan potentes como la Complutense, Autónoma, Politécnica y Alcalá… y una decena de universidades privadas.
Más datos de UBA: posee 13 facultades, 420 titulaciones, unos 35.000 estudiantes de posgrado, otros tantos docentes, entre 9.000 y 10.000 investigadores «en todas las áreas del conocimiento», y unos 40 ‘campus’, a los que Barbieri prefiere llamar «lugares», repartidos por el «área conurbana [metropolitana]», porque no es «un sistema de un único campus», sino una universidad «muy descentralizada».
Y a todo esto se suma el prestigio: «Tenemos cinco premios Nobel, de los cuales, son tres de los cuatro Nobel en Ciencias que ha tenido Latinoamérica. Los cinco premios de la Argentina son todos de la UBA», señala con orgullo Barbieri.
En el índice mundial QS de universidades la UBA aparece en el puesto 69. La primera española, la Universidad de Barcelona, es la 168.
Internacionalización
Sin afán de abrumar, cabe añadir que la UBA, que este año cumple dos siglos, tiene 60 hospitales asociados, de los cuales seis pertenecen a la propia universidad. «Salud es un área muy fuerte. Involucra medicina, farmacia y bioquímica, odontología, psicología y veterinaria, porque creemos en el concepto de una única salud. Tenemos investigaciones muy fuertes», detalla el rector.
«Y también en agroindustria, por razones obvias en nuestro país», prosigue. «Después, estamos avanzando muchísimo en biología, pero la tenemos en otra facultad. Y en ciencias exactas, específicamente en todo lo que es inteligencia artificial y manejo de datos, que es lo que se viene ahora, en el futuro…».
Visto todo lo cual, la pregunta es ¿cómo una institución tan enorme se encontró a 10.000 kilómetros con el relativamente pequeño proyecto de Torre Juana, dedicado a explorar tecnologías disruptivas? ¿Quién les presentó, cómo fue el flechazo…?
«Hace tiempo que tenemos una política de internacionalización muy fuerte. Tenemos más de mil programas con universidades de todo el mundo y con casi todas la de España», responde Barbieri.
«Uno de los mecanismos por los que nos conocimos muchísimo con los rectores de universidades españolas fue Universia, fomentada por el Banco Santander con Emilio Botín, en su momento», prosigue el hilo del relato.
«Sirvió como un gran capital social para los rectores iberoamericanos. Y, a partir de ahí, nosotros hicimos una política de ir conociéndonos y ver lo que estaban haciendo investigadores o docentes, potenciarlo y hacer programas con cada una de las universidades«.
Vínculo universidad-empresa
Ahí está el punto de encuentro. En ese contexto se conocieron con Andrés Pedreño, a la sazón CEO de Universia, cabeza privilegiada de la universidad alicantina, precursor en la vinculación de la economía con el mundo digital e impulsor de múltiples iniciativas. Entre ellas, la fundación de Torre Juana OST, ubicada en un conjunto patrimonial en el entorno de las Torres de la Huerta de Alicante.
Son unos edificios con valor de patrimonio histórico que quedaron prácticamente abandonados cuando «la filoxera destruyó» la industria vinícola de la zona, según explica Pedreño a D+I, y que ahora pueden revivir como centro tecnológico.
«En Alicante, de Torre Juana, nos interesó muchísimo que veíamos gran potencial en toda la red de universidades del área de Valencia y Alicante y su posibilidad de financiamiento concreto con el mundo empresarial», indica Barbieri. «Nos pareció un socio propicio para esta esto, para programas puntuales que estamos encarando», incide.
«Estamos intentando, en nuestra política de internacionalización, relacionarnos lo más fuerte que podamos, no solo con las universidades, sino con todo lo que tenga que ver con ellas. Sociedades o centros que se derivaron de la acción de las universidades, como es el caso de Torre Juana, para fortalecer la relación con el mundo empresarial y de la producción«, detalla.
Lo que busca la Universidad de Buenos Aires en Alicante son «cuestiones de desarrollo de vacunas, desarrollo de productos farmacéuticos y productos que tienen que ver con la inteligencia artificial, aplicada a la salud específicamente, que son algunos de los proyectos que estuvimos detectando, con los que podemos tener sinergia entre nosotros y Torre Juana y algunos otros centros en España, o incluso en Europa».
Y, a partir de ahí, se trata de «buscar socios para su financiación y escalamiento a nivel de producción».
Acercamiento a Europa
La entidad signataria del acuerdo, por la parte argentina, Ubatec, es «una sociedad anónima. Nuestra unidad de vinculación tecnológica», dice Barbieri. Su propiedad corresponde a partes iguales a la UBA, al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y a la Unión industrial, «el conglomerado de empresas grandes, y la Confederación Económica, que son empresas más medianas y pequeñas».
«El objetivo de esa sociedad es hacer la vinculación universidad-empresa, a través de proyectos que sean de interés desde el punto de vista científico y tecnológico para las empresas, y radicarlos en ellas a partir de los trabajos de nuestros investigadores», completa la descripción.
La UBA se ocupa de la gestión y al presidente de Ubatec lo designa el rector. Él mismo vino a firmar el convenio con Torre Juana, verse con otras entidades y seguir viaje a Francia, para ser recibido por el presidente Macron, en busca de otras sinergias con las universidades y organizaciones francesas.
En el trasfondo de estos movimientos de internacionalización está también claro el propósito de acercarse todo lo posible a la Unión Europea, que se ha revelado en los últimos tiempos muy ansiosa de financiar proyectos tecnológicos para las transiciones digital y ecológica. Además del interés y potencia del propio mercado financiero y empresarial europeo.
Para Barbieri el beneficio esencial de estas actividades es llegar a convertir en producto la secuencia de investigación básica e investigación de ciencia aplicada que desarrolla la universidad.
«Por eso se llama vinculación tecnológica. Y Torre Juana tiene ese mismo objetivo. Toma proyectos incipientes a nivel científico en centros de investigación públicos o privados y trata de escalarlos con financiación de empresas», subraya.
Investigación con rendimiento económico
El acuerdo de Madrid establece la constitución de una empresa conjunta, como fórmula para simplificar la gestión de proyectos «que puedan ser compartidos», tanto si se inician en España como en Argentina.
En el momento de firmar el papel Barbieri y Pedreño esa nueva empresa no tiene ni siquiera nombre, pendiente de que el Registro decida cuál es válido, de la terna que es preceptivo presentar para constituir una sociedad. El favorito de los signatarios sería Alicubax (combinación de Alicante, UBA y X, en referencia a vacunas). Esperan que empiece a operar en torno a marzo.
«Una de nuestras políticas, desde que asumí el rectorado en 2014, es potenciar la investigación, pero en conexión con el triángulo Estado-universidad-empresa, para crear un círculo virtuoso de capitalización y de inversión para poder seguir investigando», precisa Barbieri.
La Universidad que dirige es estatal, en cuanto a la financiación de su funcionamiento docente. Por eso los títulos de grado son gratuitos. Los posgrados son de pago.
«Tenemos [dependencia de] el ministerio de Educación, que paga las nóminas de los profesores, y el ministerio de Ciencia y Tecnología, que también nos da ciertos subsidios para los centros de investigación y los investigadores», detalla.
Pero en su organización, se estimula la investigación que conduce a la obtención de patentes con fines comerciales y rendimiento económico para financiar más proyectos. Los investigadores que propician tales patentes también obtienen una parte del beneficio, repartido con la institución y con la empresa que lleva el producto al mercado.
«Eso no significa que sean las únicas investigaciones que nosotros vamos a seguir adelante. Las que no tienen escala a nivel empresarial las seguimos haciendo. Pero las que sí la tienen son el nexo para que no se pierda el capital social que generó la universidad«, advierte el rector.
Además, valora la importancia de «que los empresarios conozcan lo que se hace en la universidad. Eso no es simple. A veces, uno está investigando cosas que son importantísimas y el mundo empresarial no sabe que lo está haciendo».
«La primera conexión que tiene que haber es que el mundo empresarial sepa qué es lo que está haciendo, a nivel de investigación básica e investigación aplicada, y qué cuestiones son escalables. Que no es el objetivo de la Universidad hacerlo, pero sí ser socio en el desarrollo», concluye Barbieri.
Más información: